El
blog de Isamis celebra con una nota lamentable el XXX aniversario de
la erección de nuestro Vicariato Apostólico (al que hay que
diferenciar de la que llaman “iglesia de San Miguel de Sucumbíos”).
En
dicha nota, Mons. Gonzalo es apodado “Obispo en el exilio”. Y
Mons. Celmo “nuevo pastor”… aunque lleve más de un año en su
cargo.
Cuando
Monseñor Arregui -que ya presentó su renuncia como Arzobispo de
Guayaquil- deje esa sede, no será un exilado donde resida. Y cuando
el Nuncio Ottonello abandone la representación diplomática del Papa
en Quito ¡después de tantos años de fructuosa labor! tampoco será
un exilado, ni un refugiado, ni un expatriado. Cuanto a Monseñor
Celmo, parece que no terminan de digerirlo, puesto que lo consideran
un recién llegado, “nuevo pastor”.