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martes, 27 de marzo de 2012

Los huevos de las serpientes



Efectivamente, los huevos de serpientes han hecho daño a la Iglesia a lo largo de toda su historia. Pero la Iglesia, sin mancha ni arruga, triunfa siempre, pues sus detractores externos e internos acaban desentendiéndose de ella. Es la historia de las herejías, desde los primeros tiempos del cristianismo hasta el momento actual, en que vemos aún emerger el veneno del error, del cisma, de la impureza y de la rebelión.

Pero hay que reconocer que lo que desgraciadamente no hacen los hombres contra el veneno, por debilidad o por complicidad, el tiempo se ocupa de hacerlo. Así, vemos con alivio que los abanderados del error van jubilándose, retirándose o pasando a mejor vida, al tiempo que renacen con vitalidad siempre nueva, hijos e hijas fieles y amantes de la Iglesia.

Queridos fundamentalistas –y otras hierbas- del blog sucumbiosecuadorpaz: Analicen con la mente y el corazón (no con el hígado y el puño cerrado) lo que pasa actualmente en la Iglesia: los seminarios más estrictos en materia de formación son los más nutridos. Los conventos más observantes y fervorosos, los más llenos de vocaciones. Las misas y liturgias más cuidadas, las más concurridas. Donde hay oración, sacramentos y vida fraterna, la gracia de Dios fluye y produce frutos. Miren las Jornadas Mundiales de la Juventud, miren las audiencias y los viajes del Papa, miren todo lo que ciertos miopes prefieren no ver porque no les gusta o no les conviene.

El Opus Dei, Comunión y Liberación, neocatecumenos, legionarios y heraldos (para solo citar a los movimientos que tanto queman en la pluma de ese blog fundamentalista tan poco amigo de Sucumbíos, del Ecuador y de la paz), esas realidades tienen profusión de jóvenes, de matrimonios, de universidades, de intelectuales, de editoriales, de responsabilidades, de obras piadosas y sociales. Tendrán sus fallas, como los tiene todo el mundo, pero al menos no ostentan el odio y la soberbia de sus detractores. Esas realidades suceden a la luz del día y no trabajan maquinando o engañando, como dice el sulfuroso blog.

No queremos dar ejemplos ni criticar a otros hermanos, órdenes y congregaciones de nuestra Iglesia que tristemente se van marchitando, precisamente por no ser obedientes ni cuidadosos de la moral... mejor no hablar. Además, salta a los ojos.
Otra cosa: no parece que los heraldos hayan fracasado en Sucumbíos ni en Fátima. Los cargos de administrador apostólico y parroquial son por definición temporarios. En Sucumbíos trabajaron y sanearon el terreno. En Quito se ocuparon de atender una parroquia mientras el Obispo no nombrara un nuevo párroco. No se ve en qué ese servicio haya fracasado. Sí, en cambio, parece un fracaso monumental lo que le sucedió a isamis. ¿O no?

En todo caso, ya que hablamos de serpientes y de fracasos, la gran fracasada es la serpiente infernal, vencida bajo los pies virginales de María.

Por fin, un detalle elocuente y sintomático: las referencias del cineasta sueco Ingmar Bergman y del francés Albert Camus. Son personas de otras generaciones e ideologías que ya murieron y que no pintan más. Otros aires soplan en el mundo y en la Iglesia.

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