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jueves, 6 de octubre de 2016

El homenaje a Gonzalo

Un homenaje póstumo ha sido rendido a Monseñor Gonzalo en Lago Agrio.

Como no podía dejar de ser, fue exaltada la figura del Obispo carmelita en cuanto constructor social y no precisamente como pastor de almas, labor en la que fracasó rotundamente, dejando una iglesia pobre en número y en fervor, politizada, herida, enferma y dividida. Basta ver los tres padres diocesanos que tenemos, fruto de 40 años de fecunda labor.

Por eso, fue la Asamblea Nacional la que lo homenajeó, la misma que lo había celebrado cuando la Vaticano y los fieles de Sucumbíos tomaban distancia del prelado. Habló en el acto el asambleísta Aguilar, bien conocido entre nosotros por su orientación política y su pobreza de expresión. Se contradijo en su discurso diciendo que una asambleísta se abstuvo de aprobar su resolución, para afirmar seguidamente que “todos y todas aprobamos la resolución”… pero esas cosas no son novedad, es algo de todos los días.

También discursó una activista de la Federación de Mujeres de Sucumbíos, lo que no es extraordinario, puesto que esa federación es criatura del obispo carmelita.

No hay nada más banal que poner el nombre de una persona que tuvo una proyección pública, a una calle, a un redondel o a un puente. Está lleno de nulidades desconocidas por los ciudadanos cuyos nombres son puestos en obras de todo tipo y tamaño.

Anunciaron en ese acto una obra que emprenderá la Municipalidad en la plaza central de Nueva Loja: un museo que recoja la memoria de Mons. Gonzalo. Se trata de un antiguo proyecto para lo cual no hay aún un plano definido ni un presupuesto estipulado. El municipio ofreció presupuestar los estudios en el 2017…

¿Y la Iglesia en este acto de homenaje? Prácticamente ausente. El Obispo Celmo Lazzari al final agradeció a todos declarando que “Como misionero y pastor, Mons. Gonzalo ha realizado todo esto que hemos escuchado y que yo por último he conocido”. O sea, el sucesor de Gonzalo, que antes fue responsable de un Vicariato vecino, desconocía todo lo que proclamaron los isamitas en el acto; “yo por último he conocido”… Lo ha conocido entre decepciones y dolores de cabeza monumentales, más monumentales que el propio puente Mons. Gonzalo López Marañón.

Estaba presente en el acto Mons. Sádaba, vecino que atravesó el puente en cuestión, viejo amigo y compañero de luchas de Gonzalo. Gracias a Dios, está por dejar su puesto, habiendo renunciado por límite de edad. El horizonte episcopal se va saneando.

También estaba otro obispo, Mons. José Mario Ruiz, igualmente jubilado y de turbio pasado pastoral, que apoyó siempre a Mons. Gonzalo en su utopía eclesiológica, aunque sorprendentemente lo traicionó cuando se puso en ayuno penitencial o huelga de hambre en Quito. En efecto, en aquella ocasión Mons. Ruiz escribió: “No logro ver en el ayuno y oración, gesto fuerte de Gonzalo, mi amigo de siempre, un aporte efectivo a la unidad y un ejemplo” El Universo, 13/6/11.-

Usando las mismas palabras que Mons. Ruiz, los católicos de Sucumbíos decimos que no logramos ver en este homenaje un aporte efectivo y un ejemplo para nuestra comunidad.

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