El alcance de esta frase en muy elástico.
Quizá lo más correcto sea decir que “vuelve” en su bastón, pero no vamos
a dar clases de lengua a la madre patria…
Lo que sí es exacto es que “vuelven” algunos carmelitas que
tuvieron que salir de Sucumbíos por razones no muy honorables (los frailes
Berdonces, Cantero y Setien); lo que no es para nada sinónimo de la presencia
de la Santa Madre, ¡más bien lo contrario!
Se le ve en alguna foto a Fray Juanito Berdonces
que no tuvo el buen gusto de vestir su hábito para acompañar la reliquia. El
finado Padre Jesús Arroyo se puso su hábito religioso para escoltar las
reliquias de Santa Teresa del Niño Jesús, hace ya algunos años. Pero los
tiempos corren y evolucionan… o involucionan.
Las monjas carmelitas, en cambio, se las ve de
hábito riguroso como le gusta a la gente. En cambio las “religiosas” de Puerto Libre,
los diocesanos y los frailes, dejan mucho que desear. También el Obispo Celmo podría
haberse endomingado para ciertos actos, pero bueno… Si el hábito no hace al
monje, ayuda a hacerlo.
La venida de la reliquia de Santa Teresa a
Ecuador empezó con una visita al economista Rafael Correa. No se ve mucha
lógica en la incursión del bastón al Carondelet. Entre otras razones, porque el
presidente tuvo la indelicadeza de condecorar al Obispo emérito de Sucumbíos
con el menor grado (caballero) de la Orden del Mérito, al mismo tiempo que lo
encumbraba como un héroe (?).
Uno de las cosas más lamentables a que dio
origen el paso del bastón de Santa Teresa por Sucumbíos, fue un programa en
Radio Sucumbíos que se puede escuchar es este sitio: (http://www.radiosucumbios.org.ec/index.php/podcast/podcast-punto-giro/523-santa-teresa-de-jesus)
En él, una rueda de personas es entrevistada
por una periodista de Radio Mentiras con preguntas orientadas, pretendiendo
identificar el espíritu teresiano a la aventura fracasada de los carmelitas en
Sucumbíos. La periodista pregunta al Padre Edgar Pinos cómo acoplar el trabajo
de Santa Teresa con nuestra vida y nuestra iglesia de Sucumbíos. Y el patán
Pinos responde olímpicamente que no conocía a Santa Teresa pero conoció en el
75 a los carmelitas. Y de eso puede dar testimonio: ¡la experiencia misionera
teresiana se asumió en Sucumbíos!
Por su parte, y totalmente en otra onda, el
Mons. Celmo destacó que los cristianos deben diferenciarse de cualquier agente
social y actuar según el Evangelio. A buen entendedor… Solo le faltó decir que
hay que ser auténticos heraldos del Evangelio. Pero decir eso sería poner
vinagre en una herida que no termina de cerrarse.
El blog de ISAMIS también celebró el paso del
bastón. En una nota reproducida por los carmelitas de Burgos (errar es humano,
perseverar es diabólico…) http://www.ocdburgos.org/es/noticias/?iddoc=28869
dan noticia de que “la representante de
las organizaciones sociales de Sucumbíos, expresó que la gratitud da sentido a
nuestro pasado, y agradeció a Dios Padre y Madre por el carisma teresiano
carmelita, a Monseñor Gonzalo López Marañón, a los Padres Carmelitas que
vivieron y dieron su vida en Sucumbíos, a las Carmelitas del Sagrado Corazón,
Carmelitas Misioneras, Teresianas de Ossó, al Carmelo seglar y a todas las
personas que han hecho posible que tengamos fe y esperanza en la posibilidad de
transformar el mundo desde nosotras/os mismas/os, comunitariamente”.
Por supuesto que Monseñor Sádaba aprovechó
una vez más para poner su nariz, a falta de barbas, en nuestro Vicariato y se
lució junto a carmelitas y diocesanos.
Se constata que los isamitas no solo no
aprendieron la lección sino que la interpretaron al revés. Son los ciegos que
pretenden guiar a otros ciegos y que terminan por caer juntos en el pozo.
Por otro lado, el historiador y columnista
Freile Granizo publicó un artículo en La Hora (http://www.lahora.com.ec/noticias/show/1101753027#.VHDbxYuG_uQ)
en que dice entre otras cosas que “la
llegada de su bastón ha pasado desapercibida, tan solo un par de notas por
aquí. Una mesa redonda por allá. El pueblo no ha tenido la oportunidad de darse
un tiempo para conocer mejor no solo a tan formidable mujer sino sus
vinculaciones con nosotros, los ecuatorianos, tengamos o no en las venas la
sangre de los Cepeda y Ahumada”. Muy verdadero.
Que el bastón de Santa Teresa espante a los
lobos del rebaño y protejan a las ovejas, demasiado cansadas de tanta
hipocresía. Para eso existen también los báculos episcopales…
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