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viernes, 1 de agosto de 2014

Ministerios/as, ministros/as…

"...la Iglesia es una sociedad diferente de las otras sociedades, original en su naturaleza y estructuras (...) se utiliza a veces el texto antes citado de la Carta a los Gálatas (3, 28), según el cual en Cristo no hay distinción entre hombre y mujer. Pero este texto no se refiere en absoluto a los ministerios: él afirma solamente la vocación universal a la filiación divina que es la misma para todos. Por otra parte, y por encima de todo, sería desconocer completamente la naturaleza del sacerdocio ministerial considerarlo como un derecho: el bautismo no confiere ningún título personal al ministerio público en la Iglesia. El sacerdocio no es conferido como un honor o ventaja para quien lo recibe, sino como un servicio a Dios y a la Iglesia (...) el sacerdocio no forma parte de los derechos de la persona, sino que depende del misterio de Cristo y de la Iglesia. El sacerdocio no puede convertirse en término de una promoción social. Ningún progreso puramente humano de la sociedad o de la persona puede de por sí abrir el acceso al mismo: se trata de cosas distintas (...) igualdad no significa identidad dentro de la Iglesia, que es un cuerpo diferenciado en el que cada uno tiene su función; los papeles son diversos y no deben ser confundidos, no dan pie a superioridad de unos sobre otros ni ofrecen pretexto para la envidia: el único carisma superior que debe ser apetecido es la caridad (cfr. 1 Cor. 12-13). Los más grandes en el reino de los cielos no son los ministros sino los santos."

Declaración Inter Insigniores, SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE. DECLARACIÓN SOBRE LA CUESTIÓN DE LA ADMISIÓN DE LAS MUJERES AL SACERDOCIO MINISTERIAL. 15 de octubre de 1976, fiesta de Santa Teresa de Ávila. Durante el Pontificado de Pablo VI.

En Isamis deberían haber conocido textos como estos del magisterio de la Iglesia (Pablo VI es el Papa del Concilio Vaticano II) para orientar sus medidas “pastorales” en relación a la mujer.  No se trata de despreciar a las mujeres -como dicen que hicieron los heraldistas, ni tampoco de ponerlas en los cuernos de la luna como lo pretende hacer cierta federación local.  Se trata, sencillamente, de valorar la familia en la cual la mujer es pieza fundamental, es la reina. Eso nunca oímos de parte de isamitas.  ¿Algún día los veremos a favor de ciertos “matrimonios” o de la ordenación de mujeres para el sacerdocio o el episcopado? Estemos atentos, todo es posible…


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