En nuestro Vicariato, donde tanto se nos habló de las CEBS de parte de los isamitas, ¡las Cebs no existen!
¿Cuántas son? ¿Cuántos miembros tienen? ¿Qué labor hacen? ¿Qué frutos producen? Se desconoce.
Por otro lado, hay datos que no dejan de ser significativos.
Dos fueron los grandes enemigos de Isamis cuando hace más de cuatro años se trató de extirpar el cáncer de Sucumbíos: el Nuncio Giacomo Ottonello y el Arzobispo Antonio Arregui.
Uno y otro, contra todas las expectativas, siguen en sus puestos a pesar del tiempo. EL Nuncio lleva diez años (cuando lo normal es que un Nuncio permanezca cinco). Y Monseñor Arregui, que presentó oportunamente su renuncia, sigue a la cabeza de la arquidiócesis de Guayaquil. Esto habla de la excelencia de sus gestiones y de la confianza que el Papa les brinda.
Por su parte, el Visitador Apostólico Filippo Santoro sigue ejerciendo su ministerio episcopal y en 2014 el papa Francisco lo nombró consultor del Pontificio Consejo para los Laicos.
Y los Heraldos del Evangelio continúan su fructuosa labor en Ecuador, a pesar de que Ios isamitas pretendieron que se los expulse del país porque supuestamente atentaban contra la ley y la constitución!
A ver si Isamis, que ni una sola CEB ha sabido articular decentemente, se rinde a la evidencia y reconoce su rotundo fracaso.
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