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martes, 12 de mayo de 2015

Oración y sacramentos, raridades en los sacerdotes de la cierta iglesia ministerial y utópica

 
El 54% de los sacerdotes alemanes se confiesa una o ninguna vez al año
Sólo el 58% de los sacerdotes rezan (oran) al menos una vez al día.
Estos datos se desprenden del «análisis sobre el ministerio pastoral alemán» que publicó la Conferencia Episcopal de Alemania el pasado jueves 16 de abril. La base del estudio es una encuesta a 8.600 sacerdotes católicos y a asistentes pastorales a tiempo completo.



¿Quién se atreve a hacer una encuesta junto a los cuatro sacerdotes diocesanos del ex Isamis? El resultado no será muy diferente.
Para los isamitas, “confesarse” es sinónimo de socializar durante una “vigilia permanente”, sintonizar Radio mentiras, promover una minga o tomar un traguito en algún cafetín diciéndose confidencias… siempre incluyentes.
¿Rezar? para el Padre Pinos es, por ejemplo, tocar su guitarra (al menos de este lado de la frontera, del otro habría que ver…) durante una asamblea (no dominical sino “asamblea diocesana de Isamis”) y para Pablito, rezar podrá ser  fabricar monigotes o realizar dinámicas con el pañuelito anaranjado al cuello. Este sacerdote es más Marta que María. La “mística” carmelitana no les hizo mella a ninguno de ellos ¡con los frailes como Gallego o Berdonces como instructores ¿qué se puede esperar?
Y justo ahora el papa Francisco acaba de decir: “Nosotros somos los sarmientos y a través de esta parábola Jesús quiere que entendamos la importancia de permanecer unidos a Él. Los sarmientos no son autosuficientes, sino que dependen totalmente de la vida, en la que se encuentra la fuente de sus propias vidas”. “Para nosotros los cristianos –continuó diciendo- injertados con el Bautismo en Cristo, hemos recibido de Él gratuitamente el don de la vida nueva; y podemos estar en comunión vital con Cristo”, pero también el cristiano “debe mantenerse fiel al Bautismo, y crecer en la amistad con el Señor mediante la oración, la oración de todos los días, la escucha y la docilidad a su palabra –leer el Evangelio- la participación en los Sacramentos, especialmente el de la Eucaristía y el de la Reconciliación. (AICA 4/5/15)
Esta enseñanza ¿vale o no vale para nuestros padrecitos diocesanos, hechuras del andariego Gonzalo???

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