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viernes, 5 de diciembre de 2014

Nada nuevo bajo el sol.

El blog de Isamis http://isamis2012.blogspot.com/2014/12/iglesia-comunidad-ministerial.html nos cuenta lo que dicen ser “pinceladas” de su historia. Reconoce el fracaso de Isamis: “La realidad pastoral de la escasez cada vez mayor de presbíteros en la iglesia, es particularmente sentida en el contexto de los vicariatos de la Amazonía ecuatoriana. Tal es el caso de la Iglesia de Sucumbíos en la que, durante décadas, el seminario tradicional no ha provisto de presbíteros-misioneros para fortalecer la Iglesia Local”. Durante décadas no han logrado ordenar a nadie (¿es lo que querían?) o, peor, ordenaron a alguno que apostató después.

Entonces descubren la importancia de los laicos (¿que vendrían a suplantar a los clérigos?) y, cosa más preocupante, declaran “la revisión de la disciplina de la Iglesia sobre el Sacramento del Orden y su evolución progresiva a partir del Concilio Vaticano II, ha influido positivamente en la reformulación del Ministerio y de los ministerios”. La disciplina de la Iglesia sobre el Sacramento del Orden no ha variado ni un milímetro. Si creen que en Sucumbíos la Iglesia puede sobrevivir sin sacerdotes, y, por lo tanto sin la gracia de Dios que nos llega a través de los Sacramentos, están muy equivocados. ¿O acaso pretenden que con sus ministerios puedan consagrar el pan y absolver las culpas?

El blog de Isamis concluye sus “pinceladas” con el disco rayado de siempre donde se ve, una vez más, su soberbia y falta de espíritu eclesial: “2010: Expulsión de Mons. Gonzalo López Marañón y de los Padres Carmelitas, de nuestro Vicariato y de nuestra Provincia, e intervención en nuestra Iglesia Local; división y conflicto intraeclesial con fuertes repercusiones sociales; inestabilidad en la administración del Vicariato; defensa - resistencia-, definición y fortalecimiento como Iglesia local y gran solidaridad nacional e internacional con la misma”.

Es la historia reciente de nuestro vicariato contada por Isamis… “Expulsión”, “intervención”… y “gran solidaridad nacional e internacional”. Es lo de siempre. Ahora fingen estar de mil amores con el Obispo Celmo Lazzari que le ha tocado ocuparse de las metástasis isamitas, después de que la “expulsión” y la “intervención” extirparon el cáncer.

Ni los planes quinquenales, ni los encuentros ministeriales, ni las asambleas diocesanas, ni los movimientos populares…resolverán las cosas. Doblar las rodillas, abandonar las utopías y entrar en la realidad de la historia para acoger la gracia de Dios, será lo mejor. Lo único. ¿Cuándo lo aprenderán? Probablemente nunca.


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